La conferencia se centró en los medios de proporcionar educación a cientos de millones de personas de todo el mundo que tienen poco acceso a las oportunidades de aprendizaje o carecen totalmente de ellas. Más de 1.600 participantes, entre ellos unos 100 ministros y viceministros de educación de 153 Estados miembros de la UNESCO, junto a representantes de 20 organizaciones intergubernamentales, 25 organizaciones no gubernamentales (ONG), fundaciones y otras instituciones de la sociedad civil, intervinieron en debates constructivos y estimulantes.
Los participantes manifestaron una especial preocupación acerca de las repercusiones que podría tener la crisis financiera mundial e hicieron hincapié en que la educación era esencial para reducir la pobreza y mejorar la salud y los medios de subsistencia. Ministros, pedagogos y representantes de la sociedad civil propusieron medidas específicas para mejorar los sistemas educativos y superar los principales obstáculos a la integración. Entre esas medidas figuran la de elaborar políticas que faciliten a los grupos marginales el acceso regular a la escuela, promover la diversidad lingüística y cultural, y dotar a los docentes de las competencias y los materiales necesarios para impartir clases a los diversos grupos de población.